martes, 18 de agosto de 2009

Diario LA PRENSA- 18/08/2009

ROSINA YNZENGA ESPECIAL PARA LA PRENSA
panorama@prensa.com
Son solo 87 kilómetros de montañas, ríos y, sobre todo, selva. Esta corta distancia separa América del Sur con el centro y norte del continente. El conocido “tapón del Darién” corta en dos los 25 mil 750 kilómetros de la carretera Panamericana.
Recientemente, volvió a ser tema de debate tras unas declaraciones del presidente, Ricardo Martinelli, en Costa Rica. Luego, desde el Gobierno se ha transmitido el mensaje de que es solo una idea y no un proyecto real.
El mandatario panameño sugirió que se podría llevar a cabo una carretera en la zona del Caribe del país. La realidad es que esa región forma parte de la comarca Kuna Yala y sería el Consejo General Kuna quien tendría la última palabra al respecto.
DARIÉN
Los 266 kilómetros de frontera con Colombia siguen sin contar con ningún camino que permita el tránsito rodado. Un hecho que no impide que regularmente grupos armados crucen la línea entre ambos Estados.
El proyecto de unir los tramos ya existentes de la Panamericana siempre ha encontrado opositores en el lado panameño. Mientras las autoridades colombianas se han mostrado muy proclives a desarrollar esta idea, porque representaría un aumento del comercio a nivel continental y también agilizaría la llegada de las mercancías al Canal de Panamá.
El tramo norte de la carretera Panamericana comienza en la ciudad de Prudhoe Bay, en el estado de Alaska, y termina en Yaviza, en Darién. Desde Alaska cruza Canadá, Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y termina en Panamá.
El tramo sur se divide, en Colombia, en dos ramales y ambos inician en Acandí. Uno de los ramales va hacia Venezuela. El otro se dirige a Ecuador, desde donde sigue hasta Perú, Chile y Argentina.
Esta carretera data de 1923, cuando tuvo lugar la Quinta Conferencia Internacional de los Estados Americanos. En la actualidad, es una de las rutas más comerciales entre los países del continente americano.
KUNA YALA
La idea de una carretera en la costa caribeña del país también se toparía con otro inconveniente. Este territorio forma parte de las tierras otorgadas a la comunidad indígena kuna. Los límites de ese territorio se establecieron en la ley 16 de 1953.
Posteriormente, la Corte Suprema de Justicia, el 6 de diciembre de 2000, aprobó una resolución que especifica que los pueblos indígenas deben dar su aprobación a los proyectos que se pretenden desarrollar en sus territorios.
A esta situación geográfica se une la oposición de ambientalistas y grupos políticos. Los expertos en medio ambiente consideran que abrir una carretera que atraviese el Darién pondría en peligro la riqueza de flora y fauna de este parque nacional. Tampoco son proclives a llevarla a cabo a través de la comarca Kuna Yala, otro espacio protegido.
Los políticos consideran que el Darién es la mejor frontera natural contra el narcotráfico. De abrirse una ruta de tránsito, el tráfico de droga sería más fluido y aumentaría, aseguran algunos expertos.
Los países del sur, como Colombia, son algunos de los grandes productores de cocaína. Al carecer de ruta terrestre hacia el norte, donde cruza las fronteras hacia los mercados de EU y el europeo, su tráfico es más lento y requiere de mayores esfuerzos por parte de los carteles que controlan la droga.
El Darién sigue siendo el freno para el comercio, pero también una de las reservas naturales más importantes del planeta.
La comarca Kuna Yala es uno de los pocos territorios en el mundo que está en manos de las autoridades indígenas. Estas dos razones son las que mantienen al continente dividido en dos por el “tapón del Darién”.

LA REALIDAD DEL DARIÉN
Durante muchos años se ha concluido que el Darién se había convertido en el refugio perfecto para los miembros del Frente 57 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). A lo largo de ese tiempo, de una manera periódica, los medios de comunicación se han hecho eco de incidentes en el lado fronterizo panameño por incursiones de guerrilleros. Este es uno de los motivos por los que las autoridades panameñas no han agilizado la carretera, aunque del lado colombiano afirman que podría estar terminada para 2010. Una de las razones esgrimidas para negarse a seguir la Panamericana es el tránsito de droga. También los medios de comunicación recogen informaciones sobre esta actividad en algunos rincones del Darién. Los habitantes de las poblaciones cercanas a la frontera han tenido que padecer las incursiones de la guerrilla, así como la presencia de los narcotraficantes. Y en los últimos años, del paso de inmigrantes ilegales que se atreven a cruzarla a pie en busca de un futuro mejor.

http://biblioteca.prensa.com/contenido/2009/08/18/18-2a-feaxture.html

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